sábado, 24 de enero de 2015

Cuando el cine llegó a Pontevedra

        En la primavera de 1897 se produjo un acontecimiento histórico en Pontevedra: la llegada del cinematógrafo de los hermanos Lumière. 
       Constituidos en empresa, los hermanos Auguste y Louis Lumière, que, dos años antes, habían proyectado sus primeras películas en público en París con enorme éxito, recorrieron Europa presentando su espectacular invento. Pontevedra tuvo el honor de ser la quinta capital española en recibir el cinematógrafo. 
         Las proyecciones comenzaron la noche del domingo 18 de abril de 1897 y prosiguieron una semana más en el Teatro capitalino, celebrándose la última sesión el domingo 25. La asistencia fue masiva, pues la prensa ya se había encargado de azuzar la curiosidad de la gente alabando el nuevo artilugio que era capaz de capturar en movimiento real la vida cotidiana.
Cartel anunciando el espectáculo
           Las primeras películas que vieron los pontevedreses de fin de siglo fueron una serie de escenas cortas filmadas por los Lumière, entre las que se encontraban las tres que se pueden ver en el vídeo que mostramos al final del presente artículo. La prensa local se hizo eco de la enorme expectación despertada, poniendo de relieve que "el público que acude estas noches a las sesiones del “Cinematógrafo” sale realmente bajo la viva impresión de un asombro tan naturalísimo como grande. No puede darse mayor exactitud en la reproducción de las cosas reales. Aquello es un verdadero encanto."
         La primera sesión estaba integrada por los siguientes cuadros: Primera parte.- Trabajos de campo. Banquete curioso. Bomberos en Londres. Una escena en Argel. Duelo a muerte. Caballería Española. Segunda parte.- Un jardinero sorprendido. Embajadores de Budapest. Llegada de un tren. Carreras en saco. Batalla de nieve. Coracero franceses.  Uno de los más aplaudidos por el público fue el titulado Carnaval en París, que se proyectó el día 22, donde podían verse las comparsas desfilando por el bulevar de la capital francesa.
           Se proyectaban cuatro sesiones al día de una hora de duración cada una. La primera sesión comenzaba a las 7 de la tarde y la última finalizaba a las  11 de la noche.
          Así de elocuente era el Diario de Pontevedra, ensalzando las virtudes del evento:

        Es difícil sustraerse a una gran impresión, después de presenciar el desfile de excelentes cuadros que estas noches se presentaron. Los Campos Elíseos de París, llenos de animación y vida, meciéndose los árboles a impulsos del viento y jugando alegremente unos cuantos niños, tan reales y hermosos, que como decía un amigo nuestro, daban ganas de comerlos a besos; un clown haciendo el juego de la serpentina con todas las diferentes actitudes; la llegada de un tren a una ciudad francesa, con el todo el bullicio y toda la animación consiguientes en los andenes; una borrasca en el mar con los embates del agua que forma contra las peñas grandes montañas de espuma; tres caballeros, uno de ellos Lumiere, jugando al tresillo y bebiendo champagne; un jardinero que riega y, víctíma de una travesura infantil, dirige la manga a un muchacho, al cual se le ve huir por entre frondas perseguido por el chorro; una sorprendente carga de la caballería española, de efecto asombrosisismo; la célebre carrera Lyon-París de coches automóviles y bicicletas, y otros varios, todos hermosos y de encantador efecto.

        Debido a la brevedad de la sesión, entre las dos partes, que se aprovechaba para cambiar la cinta de película, se amenizaba la pausa con algún espectáculo complementario. En el caso que nos ocupa, fue la bandurrista Miss Zaida y el guitarrista Sr. Asensio. En posteriores sesiones, también actuaría el pianista local Sr. Taboada.
     A continuación pueden verse tres escenas de las vistas por nuestros antepasados: Un jardinero sorprendido, considerada como la primera comedia de la historia del cine; Jugadores de cartas (que se proyectaría en la sesión del día 20) y el célebre La llegada de un tren, corto del que la leyenda da cuenta del pánico que causó a sus primeros espectadores que, ante la naturalidad de la escena, creyeron que el convoy se les venía encima.
      Aprovechando la gran afluencia de público y el interés despertado, la empresa decidió rebajar los precios de la entrada para permitir el acceso a "todas las clases sociales" de la ciudad y la recaudación del día 22 fue destinada a los soldados heridos en la guerra de Cuba que se encontraba en su fase más álgida.
        El día 26 de abril, la empresa del cinematógrafo se trasladó a Vigo.

 
 
José M. Ramos González
Enero 2015
Fuente: Diario de Pontevedra, 17, 18, 19 y 20, 23 y 24 de abril de 1897.
Bibliografía: LÓPEZ PIÑEIRO, Aurelio. O nacemento dunha cidade. A implantación do cine en Pontevedra. Dip. Provincial de Pontevedra. 1998.